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Sonorama Ribera hace los deberes y vuelve a ofrecer una edición de mucho nivel

La sombra de la edición 2017 era alargada y todos recordábamos aún el caos organizativo que hubo en el 20 aniversario del festival arandino. Un recinto que se quedó claramente pequeño, enormes y continuos atrasos en los horarios de las actuaciones, un sonido que dejaba bastante que desear en ciertas ocasiones y la no actuación de Dorian fueron sin duda los protagonistas.

Como es lógico les llovieron las críticas y la organización tomó nota de lo sucedido y de la respuesta de la gente, y se puso manos a la obra. El resultado saltaba a la vista: una clara mejora de todos y cada uno de los puntos en los que fallaron anteriormente y una edición a la altura del nombre del festival.

Por un lado, han retirado toda la restauración de la zona principal y la han reubicado en una parte ampliada del recinto. Por otro lado, los horarios, salvo la vergonzosa excepción que protagonizó El Cigala, todas y cada una de las actuaciones han comenzado y terminado a la hora prevista, lo cual es tremendamente importante cuando tienes una agenda tan intensa como la que ofrece el Sonorama Ribera. Para ello, y tristemente, las actuaciones que sucedieron a la de El Cigala tuvieron que ser adaptadas y los repertorios recortados. Bien y mal. Bien por mantener los horarios previstos y no hacer a la gente estar con la incertidumbre. Mal porque fueron las actuaciones del resto las que vieron perjudicadas por la irresponsabilidad del cantaor flamenco.

En cuanto a la tónica general del festival, ha sido una edición tranquila, con una oferta muy amplia y muchas actuaciones orientadas a un público no tan festivalero y/o indie, como las del mencionado Diego El Cigala, RozalénLa Pegatina, las cuales atrajeron mucho público local y de diversas edades. Mucha rumba y flamenco, para mi gusto demasiado he de confesar, en especial el viernes a la mañana en la Plaza del Trigo, con Club del Río, Tomasito y Tu Otra Bonita.

Rozalén. Foto: Sonorama
El tema de la Plaza del Trigo sigue siendo agobiante, aunque hay que decir que personalmente he estado más a gusto que los dos años anteriores, en los que pasamos absolutamente de quedarnos. Sin embargo, esto da lugar a probar en escenarios más pequeños, como El Charco, una verdadera joya. Creo que mucha gente aún no lo conoce y realmente es un placer. Un lugar sombreado, al lado del río, amplio, en un parque abierto... Una opción para disfrutar de una manera relajada del día sonorámico, en la que puedes tomar y comer algo sentado o bailar descalzo mientras disfrutas de conciertos como el que ofrecieron Instituto Mexicano del Sonido, uno de los conciertazos de la edición y grupo a recomendar sí o sí.

Repasar el Sonorama es harto difícil, pero desde luego hay actuaciones que dejan huella. Dentro de que la de Dorian no era la que musicalmente tenía más ganas de ver, sí era uno de los conciertos a no perderse precisamente por el recuerdo que nos quedó a todos el año anterior. Como bien dijo Marc, teníamos una espinita clavada. Y nos la quitamos todos muy bien quitada entre himnos de la banda, nuevos temas y oleadas de confeti. Conseguido chicos, actuación impecable.

Dorian. Foto: Sonorama
Más actuaciones que sorprendieron y destacaron sobre las demás fue por ejemplo la de Ladilla Rusa, el sábado en uno de los escenarios pequeños. En escenario en sí, daba la sensación de que se les quedaba un poco grande, sin embargo faltó espacio para el público. La explanada de ese concierto estuvo totalmente abarrotada esperando que los catalanes soltasen por esa boquita todo lo que tienen que decir sobre temas más serios como políticos o sociales, o temas más livianos como puede ser simplemente salir y cogerse un pedo. Ojito la que liaron con tan solo un disco en el mercado.

También la de Tomasito en la Plaza del Trigo fue digna de mención. Aunque, como he dicho, ese día ofreció para mi gusto poca variación de estilos, no se puede negar que Tomasito dió todo sobre el escenario ante un público que estaba deseoso de ver lo que estaba por pasar. Sin duda Tomasito entró en el este mundo de la mano de Joe Crepúsculo, un buen padrino en el mundo indie, y todos recibimos su arte y manera de entender la música con los brazos abiertos, tanto, que como digo, ahora ha sido él solito quien se ha encargado de subir al escenario a hacernos quemar zapatilla. Su entrega, su carácter, y la fuerza que irradia sobre las tablas fueron suficientes para que los sonorámicos entrasen a trapo con su propuesta musical. Como nota, y para los que estén esperando confirmación, sí, el gran Tomasito acabó el concierto con menos ropa y la camisa rota. Un placer Tomasito.

Tomasito. Foto: Sonorama
El plantel de cantantes y bandas nacionales es bien largo, y nombres como Xoel López o Arizona Baby son apuestas seguras. Pero no por ellos hay que dejar de alabar sus conciertos y tablas. Además recalcaron mensajes que no hay que olvidar y con los que no puedo estar más de acuerdo, por un lado ensalzando la importancia de la música en sí misma (florituras a parte) y por otro, la importancia de crear una sociedad en la que se enseñe a pensar y se valore la capacidad crítica de los individuos en un tiempo en el que cada vez toma más protagonismo la apariencia y el postureo social. Bravos.

Xoel López. Foto: Sonorama

Arizona Baby. Foto: Sonorama
En cuanto a artistas extranjeros, destacaron los ya mencionados IMS y Milky Choice. Conocidos estos últimos principalmente por su tema Stolen Dance, lento y algo bucólico, supieron ganarse al público y nos llevaron a través de su música bailando a ritmo de canciones que no teníamos en nuestros archivos personales. Algo que diferencia a los grandes artistas de los aspirantes. 

Como líneas generales, todo el festival ha mejorado notablemente en comparación con la edición anterior, así que como usuaria del festival, tanto como acreditada para prensa como asistente a nivel personal e individual, solo puedo agradecer al equipo completo el esfuerzo realizado. Hablamos de un festival que mueve mucha gente y siempre habrán imprevistos, novedades, aciertos y errores en según qué aspectos, pero siempre hay que tener unos mínimos a cumplir tanto con los artistas como con el público que paga su entrada y que espera, si, ver conciertos, pero también un mínimo de comodidad, higiene y seguridad. Ante todo seguridad.

Aún con algo de resaca festivalera esperamos ansiosas la confirmación de la próxima edición del Sonorama Ribera que tan buenos momentos nos da todos los años.


Sonorama Ribera hace los deberes y vuelve a ofrecer una edición de mucho nivel Reviewed by Lour on 13:00:00 Rating: 5

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