5 razones por las que el Bilbao BBK Live 2018 ha molado mil

Después de años acudiendo a este festival, siempre bajo de Kobetas satisfecha y contenta de lo vivido, pero está claro que unos años te llevas mejor sabor de boca que otros. Esta edición, ha sido realmente buena y por lo que he leído y oído no es sólo sensación mía. Por eso, te cuento aquí algún que otro detalle que puede haber influído en que la sensación final haya sido tan genial.

1.- Cartel de lujo. Lo sé, no se puede ser más típica-tópica, pero es así. Siempre traen buenos grupos pero este año se han salido. Creo que estamos en la edición 13 y prácticamente todos los grandes nombres del cartel venían por primera vez. Si no me equivoco, Alt-J y The Chemical Brothers son los únicos que han repetido. Eso sin dejar de traer artistas de primera línea: Florence + The Machine (aquí presente una de las que lo llevaba pidiendo años), Gorillaz (conciertazo que dieron), Noel Gallagher's High Flying Birds, The xx, Childish Gambino, Bomba Estéreo, David Byrne...

Sin olvidarse nunca de artistas menos conocidos o de la representación nacional y local intentando buscar un equilibrio. Conseguido. Algunos de ellos por cierto, ofreciendo conciertos que se han colado entre los mejores que he visto en esta edición, por ejemplo, Carolina Durante, Triángulo de Amor Bizarro o Melenas. 

2.- Un festival dentro de otro. Que vengan a tocar The xx, que se queden más de una semana en tu ciudad y que además organicen otra especie de festival dentro del Bilbao Live, pues oye, como que gusta. Es una verdadera pasada ver como un grupo de ese nivel se involucra en la vida cultural de la ciudad en la que van a tocar, yendo a los mercadillos, paseando por las calles, han hechos conciertos especiales y sesiones en el Guggenheim y han hablado maravillas (espero que ciertas) de la gente y de Bilbao en sí misma. Ese cariño que demuestran hace que el público entre a saco en el festival y esté más a favor de obra si cabe. Sólo puedo dar gracias por ello. Pena que tuvieran problemas técnicos en el concierto en Kobetas y tuvieran que acortar setlist por el retraso.

3.- Puntualidad en conciertos. Probablemente ese haya sido el único retraso en cuanto a actuaciones. Evidentemente no he ido a absolutamente todos los conciertos programados pero creo que sí a un número bien representativo. Está claro que 5-10 minutos de retraso en una actuación no va a ninguna parte, pero en un festival, que todo va al minuto y que tienes grupos que tocan antes y que tocan después es importantísimo que se respeten los horarios y que haya personal suficiente para el cambio de material. Si estuvisteis en el Sonorama del año pasado entenderéis el caos de horarios y la desesperación que se puede generar.

4.- Diseño. Parece una tontería y muchas veces se obvia o se olvida, pero sin saberlo, este punto también te influye. Cuando entras a un sitio y allá donde mires ves algo bonito, llamativo, nuevo u original, te pones de buen humor. Es así, nuestro cerebro recibe esas imágenes y nos devuelve felicidad y sonrisas aunque en los tiempos que corren probablemente la respuesta principal y más evidente sea sacar una foto y subirla a Instagram. El tema general de este año ha sido el bosque. Hojas y ramas en tonos calmados en el cartel, los horarios. las pulseras y los vasos (una pasada de diseño), que dejaban entrever ardillas y pájaros. Para Basoa y en nuevo espacio Lasai, han jugado con espejos y luces. Todo, repito, todo muy cuidado.

5.- Limpieza. El año pasado yo fui una de las que más criticó la cerdada que se formaba en las zonas de conciertos, a pesar de tener vasos reutilizables. Incluso costaba encontrar un contenedor donde tirar la basura. Este año no tengo claro que hayan aumentado en número de contenedores (aunque probablemente sí) pero lo que sí es cierto que la gente estaba más por la labor de tirar las cosas en un lugar adecuado. Y sobre todo, y por lo que hay que felicitar a la organización, es que habían personas saco de basura en mano, recogiendo durante todo el festival aquello que se caía al suelo. Sobre todo en la zona de restauración, donde muchas veces se vuelan las servilletas y los platos o cajas donde sirven la comida. Un cambio drástico de un año para otro. 

Quedan cosas en el tintero, como el llevar conciertos a la ciudad, antes y durante el festival, el que hayan mejorado el tema de los baños... Podría hablar mucho más de los mejores y peores conciertos que he visto, punto fundamental para que un festival guste y den ganas de volver. Pero me ha parecido que resaltar algunos de los aspectos menos evidentes y a la vez más guays del festival podría estar bien.