Rufus T. Firefly y Sidonie en la primera jornada del MAZ Basauri

Anoche tuvo lugar en el Social Antzokia de Basauri la primera de las cuatro jornadas que formarán el MAZ Basauri en su séptima edición. La cita, con Sidonie y Rufus T. Firefly como protagonistas, se presentaba con mucha expectación y avalada además con sold out tanto en abonos para todo el festival como en entradas para esta primera noche.

Puntuales empezaron los de Aranjuez su concierto. Con un sonido contundente, cañero e impecable, y como si de sombras se tratase por el contraste de luz, se dibujaban las siluetas de los cinco componentes de Rufus en la tarima del teatro para presentar los primeros temas del repertorio. Un repertorio en el que evidentemente los protagonistas fueron los cortes de Magnolia, su último disco editado hasta la fecha y que habiendo salido al mercado en enero de 2017 sigue estando presente en el día a día de muchas personas. No ha perdido fuerza ni presencia y tras un año de intenso tour por distintas ciudades y festivales de música, este año Rufus T. Firefly vuelve a ser uno de los nombres que más se está repitiendo en los carteles de los festivales nacionales. De más está señalar el tremendo mérito que tiene crear una obra musical que perdure más allá de unos meses en estos tiempos y en esta sociedad de usar y tirar. 

Temas como El Halcón Milenario, Magnolia o el tremendo Tsukamori, se intercalaron con otros como Demerol y piedras o Pompeya, de su anterior disco Nueve, 2014. Pero como podréis imaginar no olvidaron en este viaje de rock intenso y psicodélico temas como El problemático Winston Smith, Río Wolf, que dejaron para la recta final o la maravillosa y necesaria Nebulosa Jade, como ya sabemos, la canción de amor más freak de la historia. Y es que, ¿a quién no le gustaría que esa persona le dijese que es un puto milagro? Momento mágico escuchar este tema en directo. 

No hubieron muchas palabras hacia el público, lo cual no impidió contagiarnos esa hermandad y conexión que demuestran ya simplemente con la disposición de los componentes del grupo, muy cerca unos de otros y con Julia Martín-Maestro, una de las mejores bateristas que tenemos ahora mismo, en un lateral dirigiendo con sus baquetas cual batutas, como si de una orquesta se tratase. Así, Rufus T. Firefly  nos llevó a todos de la mano hacia una atmósfera en la que el público, sin llegar a corear frases, salvo en contadas y evidentes ocasiones, prefirió cantar los temas en la intimidad de su espacio vital. Mientras, sobre el escenario, gestos y guiños de complicidad entre todos ellos, a menudo con Julia como foco de emisión y recepción, y es que no puede evitarlo, tiene luz.

Con música de corte casi pisando la última nota, tiempo para repostar mientras el staff cambia lo necesario sobre el escenario. Cambio de tercio para el jolgorio, el cachondeo, y la celebración de los veinte años que cumplen ya Sidonie. Sí, este año es aniversario redondo de mucha gente, prepárate. 

Pero a lo que vamos, ataviados y bien elegantes, con unos trajes sacados de la tapicería del sofá, yo muy a favor, subieron enérgicos los miembros de Sidonie. Corría un rumor sobre el rescate de temas más antiguos y psicodélicos, y claro inmediatamente a mi cabeza llegaron el sitar y los Sidonie goes to...Os voy contando.

Comenzaron con On the sofa, incluido en el Shell Kids de 2003, lo cual ya era un logro. Cierto es que parte del público parecía no entender nada hasta el cuarto o quinto tema en el que tocaron ya canciones más recientes. Eso no quitó para que tanto el trío catalán como los seguidores más fieles disfrutásemos de la ya mencionada On the sofa, aunque se me siga haciendo imposible cantar todo lo que no sea estribillo, o del hit Feelin' down, otro temazo para los más nostálgicos. Se notaba quién conocía el repertorio más viejuno y se notaba también que éramos minoría, una minoría que agradecimos esa vuelta a los principios que hicieron que nos fijásemos en ellos y a la que Marc Ros buscaba con la mirada. Pero lo cierto es que, un poco a mi pesar, esa parte no duró mucho más.

En seguida pasamos a esas canciones más de masas, por supuesto ya de su etapa en castellano, y que ahora ya sí, y en contraste con el concierto anterior, la gente coreó bien alto y bien claro. Sonaron El Bosque, tema que abre El fluido García, 2011; Carreteras infinitas, El peor grupo del mundo, Siglo XX, No sé dibujar un perro, tema bien positivo a pesar de no tener uno destreza con el lápiz, y Fundido a negro de su último disco El peor grupo del mundo, 2016. Del álbum anterior Sierra y Canadá, 2014, volvieron a incluir en el repertorio Estáis aquí y Un día de mierda, con el habitual paseíllo en hombros, hombros que no eran los de Víctor esta vez, de Marc. Siempre con Jes y Axel hermanados sobre las tablas, y es que, no nos engañemos, 20 años haciendo música juntos tiene que unir.

Foto: Edu Gascón

En cuanto al disco que yo creo que les acercó más al gran público, El incendio, de 2009, rescataron el corte homónimo además de la preciosa En mi garganta. Tampoco faltaron Fascinado o Nuestro baile del viernes y Sylvia, del que es para mi uno de sus mejores discos, el Costa Azul, de 2007. Después de casi hora y media de concierto, incluidos los bises, tanto el concierto, como la primera jornada del MAZ Basauri, llegaba a su fin con Axel Pi luciendo una camiseta con una libélula, haciendo así referencia a ese primer EP, Dragonfly, con el que todo comenzó a salir del local de ensayo. 

Si bien es cierto que me sorprendió la presencia en el set list de alguno de estos últimos temas que menciono, sigo echando de menos tirar más de Giraluna o Los olvidados. Y por supuesto de más canciones de sus comienzos. Espero que durante la celebración de estos veinte añazos tenga la oportunidad de volver a verlos en directo en sala a ellos solos, a ver si por cuestión de tiempo puede ser que hagan un remember para capricho de algunos. Temas como Sad in my cloud, Venusian dreams o Swedish girls se echan de menos.