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Crónica Deleste Festival 2015


Viernes 23 de octubre

Los que vivimos en Valencia sabemos lo que nos ha costado contar con una estructura suficiente de apoyo a la cultura, no por falta de ganas, por supuesto, sino porque muchas veces no se le ha prestado la atención que merece a ese ámbito. Por ello, al comenzar nuestra crónica del Deleste Festival 2015, nos parece una buena idea mostrar lo que valoramos que existan en nuestra ciudad eventos de este calibre, capaces de traer a los escenarios valencianos a grandes grupos internacionales y nacionales, todos ellos con una gran calidad como denominador común.

Dicho esto, no es necesario insistir en las ganas que teníamos de que por fin llegara la cuarta edición del Deleste, que se ha consagrado en los últimos años como el festival “gourmet” por excelencia. Una manera distinta de entender la música en directo, comenzando por el cartel, y finalizando por la organización de horarios (sin solapes entre los grupos), pasando, como no, por el escenario donde se desarrolla esta cita: el Espai Rambleta.

El Deleste comenzó el viernes 23, y los encargados de iniciar la jornada fueron el grupo valenciano We Used To Pray. Desde el auditorio Budweiser (el que sería el “gran escenario” del festival) el público, aún escaso, pudo disfrutar de las emotivas canciones de esta banda que cada vez cuenta con mayor proyección.

Tras ellos, Tulsa hacía acto de presencia en el escenario Jägermeister, en un notable concierto en el que fue desgranando los temas de su último álbum, La calma chicha. El directo de la banda liderada por la guipuzcoana Miren Iza acreditó que se puede hacer mucho más que folk, o mejor dicho, que se puede hacer folk con una manufactura mucho más compleja y cuidada de lo que estamos acostumbrados a oír en este género. Sin dejar de lado el sonido enraizado en la música americana que ya es su carta de presentación, Tulsa se permite jugar con matices que le dan un punto más oscuro a sus canciones, desplazándolas incluso hacia el dream pop y a los sonidos electrónicos. Todo ello junto a las letras nostálgicas y a su característica voz crearon una atmósfera que consiguió verdaderamente envolver a los asistentes.


A las 20:00 era el turno de Pep Gimeno, “Botifarra”, que actuó en el auditorio. Sin duda éste era el más peculiar de los artistas que conformaban el cartel del Deleste (y eso que variedad no faltaba). Con la inclusión de este cantautor entre los artistas que pasarían por sus escenarios, el festival ya dejaba ver su clara apuesta por la música valenciana y su apoyo a la sección más popular de la misma.

A continuación y con la noche ya caída de lleno en la ciudad de Valencia, Mourn ocuparon el escenario Jägermeister. Sabemos que es un tópico recurrente, pero no nos resistimos a destacar la insultante juventud que derrochan los integrantes de la banda catalana. Juventud que no les impide sonar con una potencia envidiable para muchos otros grupos y actuar con gran profesionalidad, además de añadirles un plus de insolencia. La banda liderada por Jazz y Laia (ambas hijas de Ramón Rodríguez, viejo conocido por los lares musicales) repasaron la canciones de su disco debut, publicado en 2014. Punk y rock alternativo de corte noventero que sonó contundente desde el Espai Rambleta.


Pero el plato fuerte de la jornada aún estaba por venir. Se les había presentado como uno de los cabezas de cartel del festival, y el concierto especial por su veinte aniversario había sido, indudablemente, el acicate que llevó a muchos de los asistentes a comprar su entrada. En efecto, hablamos de La Habitación Roja. Los valencianos jugaban en casa. Dieron un repertorio que contentó tanto a viejos y melancólicos fans como a los nuevos adeptos. Sonaron antiguos himnos como Mi habitación, Largometraje o La Edad de oro para dejar paso a más recientes como Si tú te vas, La moneda en el aire, De cine. A pesar de que el auditorio Budweiser no dejaba mucho espacio para el baile, el concierto finalizó con Ayer con un Jorge Martí cantando encima de las butacas acompañado por un entregado público que coreó hasta la última nota. Y es que estos 20 años de carrera son una celebración. Por el pasado y por el presente. Por una larga trayectoria de la que hemos disfrutado y que esperamos que dure muchos años más.

Tras ellos, tuvo lugar la actuación de El Último Vecino. Este grupo ha rescatado y transformado el tecno-pop de espíritu 80s consiguiendo que vuelva a sonar actual. Hipnotizados ante los convulsos movimientos del Sr. Gerard Alegre Dòria, los catalanes tocaron canciones como Haremos más, Antes siempre esperaba, Qué más da o Culebra, Columna y Estatua. Incluso hubo tiempo para presentar un tema nuevo. Todo ello haciendo gala de un impecable sonido. El Último Vecino fue uno de nuestros conciertos favoritos, por lo que quedan altamente recomendados. 


Perro se subieron al escenario posteriormente, con Gran ejemplo de juventud como punto de inicio al que sería uno de los directos más divertidos y potentes de todo el Deleste 2015. Ya los habíamos visto en el SOS 4.8 y nos habían encantado, así que eran cita obligada para nosotras. La banda murciana arrancó del público dosis de energía muy necesarias a esas horas (su actuación comenzó a las 2:00) y a pesar de haber estado desde primera hora de la tarde en el festival, a todos nos quedaron fuerzas para bailar y saltar con temas como ¡Viva El Porras!, Larry no come o La Reina de Inglaterra. Además, Perro regalaron a los fans que se amontonaban en las primeras filas varias de sus canciones nuevas, que forman parte de su recién estrenado Estudias, navajas. Reptiliano, Falso Techo y Olrait (la primera canción que se pudo escuchar de este nuevo disco, hace cosa de un par se semanas) fueron ejemplos de ello. El garrulismo con gracia y los guitarrazos efectivos, como base de canciones hechas para corear a voz en grito (¿alguien sabe por qué se pegan tanto las canciones de Perro?), son las señas de la casa, y así se pudo comprobar en su actuación. A destacar el final del concierto, con Marlotina desatando la locura y arrastrándonos a todos a un pogo gigantesco que puso broche de oro al primer día del Deleste Festival.


Sábado 24 de octubre 

Comenzaba la segunda jornada del festival y por la mañana, niños y mayores pudieron disfrutar de manera gratuita del Deleste Kids con las actuaciones de Ramírez y de La Habitación Roja, que tocaron versiones de grupos como The Smiths o The Cure.

Tras unas cuantas horas de descanso, sacrificamos nuestra siesta del sábado para llegar puntuales al inicio del concierto de La Familia del Árbol. Con grupos como este el auditorio Budweiser tomaba un brillo especial. Sus canciones sonaron con una cadencia muy peculiar en semejante espacio, y la luminosidad de su pop-folk creó un ambiente realmente agradable para comenzar la segunda jornada del festival. El intimismo delicado de la música de esta banda, formada por Nacho Casado y Pilar Guillén, hizo que valiera la pena haber llegado tan pronto al Espai Rambleta.

Mientras se respiraba esta atmósfera de tranquilidad en el auditorio, el escenario Jägermeister se preparaba para la fiesta que traerían Ocellot después. Tocar a las 19.00 no fue impedimento para que la banda catalana diera un verdadero espectáculo de psicodelia pop y ritmos tribales, aderezado todo ello con matices electrónicos. Nos encantó su puesta en escena, cuidada hasta el más mínimo detalle.


Hubo que bajar el ritmo más tarde, era el turno de McEnroe para presentar las canciones de su último disco, Rugen las Flores, y no podían hacerlo en un lugar mejor. El auditorio Budweiser acogió el que se reveló como el concierto más bello de los dos días de festival. A poco que se les escuche con atención, se puede apreciar la luz que irradian sus canciones, aparentemente oculta bajo capas de tristeza y nostalgia. McEnroe repasaron sus grandes temas, como La cara noroeste o La Palma, y también algunas composiciones de su último álbum. Sirvan de ejemplo Rugen las flores, que da nombre al disco, o Coney Island.

McEnroe dejaron el escenario libre para la que sería, a juicio de muchos, la propuesta más arriesgada del festival. Un grupo de rock duro instrumental como es El Páramo no lo tenia nada fácil frente al público del Deleste. Ello se pudo ver, en primer lugar, en el escaso número de asistentes. El Páramo ofrecieron un concierto que pudo llegar a resultar un poco monótono, pero con un final sobresaliente, con los miembros de la banda abandonando la escena uno por uno y acabando definitivamente con un solo de batería.  Nosotras nos quedamos con la maestría y profesionalidad con la que defendieron su propuesta.


En cuanto a Exonvaldes, que ocuparon el escenario Jägermeister posteriormente, dieron un concierto correcto pero su música no consiguió atraparnos. Nos dieron la impresión de ser el típico grupo indie de festival de verano que no aporta nada demasiado nuevo.

Al Deleste 2015 le quedaban las horas contadas, pero aun faltaba disfrutar de la gran baza de esta edición: la banda estadounidense Low. Los americanos consiguieron con su slowcore que nos quedásemos totalmente paralizados con su actuación, aunque algunos de los asistentes no supieron apreciar el mágico aura que desprendían  y echaron alguna que otra cabezadita. Lo cierto es que el concierto de Low se postuló como el mejor del festival, tal y como esperábamos. Consiguieron llenar un espacio tan grande como el auditorio Budweiser únicamente con su música y una puesta en escena muy sencilla. El setlist incluyó en su mayoría temas de su último disco Ones and sixes (No Comprende, Spanish Translation, Lies) aunque también disfrutamos de otros más conocidos como Plastic Cup o Will the Night


La fiesta finalizó definitivamente con Los Tiki Phantoms haciendo de las suyas en un cierre de festival tan absurdo y loco como extraordinariamente divertido.

Haciendo balance, podemos decir que el Deleste ha hecho historia con esta edición. La magnífica actuación de Low, la selección de grupos nacionales, la organización horaria, etc. han sido ejemplos de ello. Con el listón tan alto que han puesto este año, ya estamos impacientes por ver qué nos espera en 2016.

Ah, y las porciones de pizza a dos euros también fueron todo un acierto.

Más imágenes del Deleste Festival 2015 en Flickr.

Fotos viernes: propias
Fotos sábado: Irene Fernández Ripoll (Flickr)
Crónica Deleste Festival 2015 Reviewed by Redacción Musicólogas on 12:14:00 Rating: 5

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